domingo, 24 de enero de 2010

Seguimiento de Haiti III

Supervivientes .

Un equipo internacional de socorristas rescató ayer con vida a un hombre que pasó once días bajo los escombros, reavivando las esperanzas de encontrar supervivientes aun cuando las autoridades haitianas dieron por terminadas las operaciones de rescate.

Wismond Exantus, de 25 años, estaba consciente, podía hablar y moverse cuando era transportado en una camilla. El joven fue sacado de los escombros de un edificio de Puerto Príncipe después de varias horas de trabajo frenético de un equipo de bomberos franceses, ayudados por estadounidenses y griegos.

Exantus se encontró atrapado en un pequeño espacio entre los escombros, pudiendo moverse ligeramente a la derecha y la izquierda para golpear objetos que pudieran llamar la atención sobre su paradero. El hermano de Exantus, Jean-Pierre Jeaneli, indicó que no pudo acercarse a la tienda porque la Policía tenía bloqueado el edificio.

Numero de victimas.
El balance de víctimas por el sismo que devastó la capital de Haití aumentó a 112 mil 226 muertos.

El Gobierno haitiano declaró ayer terminada la etapa de búsqueda y rescate de sobrevivientes del devastador terremoto del 12 de enero, para centrarse en la ayuda a los cientos de miles de damnificados.Pero parece ser que al encontrar de nuevo al hombre,este les dijo que podria haber mas supervivientes y podrian retomar la busqueda.

Ayudas hacia Haiti
De los más pobres a los más ricos, los Estados africanos han prometido varios millones de dólares para ayudar a Haití y Senegal ha causado incluso una controversia al proponer a los haitianos “un retorno” voluntario a África.

Por ultimo,debemos añadir, por otro lado, la acción de redes internacionales dedicadas al tráfico ilegal de personas, que hasta el momento podrían haber secuestrado a una quincena de niños, según las agencias internacionales. Y aunque ha sido sin duda la buena fe la que ha llevado a facilitar los trámites de adopción de huérfanos haitianos en Estados Unidos y algunos países miembros de la Unión, es una decisión arriesgada que debería dar tiempo a que la situación interna se estabilice y a que se pueda establecer un censo de víctimas y desaparecidos.

En la tragedia de Haití no ha faltado la solidaridad, sino los mecanismos internacionales para canalizarla. Las dificultades en la ejecución de la ayuda se han debido, paradójicamente, a una falta de protagonismo por parte de quien debía haberlo asumido y a un exceso de lo mismo de algunos Gobiernos que no sólo han querido colaborar, sino también, y sobre todo, dejar patente su colaboración. La estructura local de Naciones Unidas quedó devastada tras el terremoto y, en esa medida, resultaría injusto y hasta mezquino reprocharle la lentitud de su reacción, por fortuna compensada con la inmediata respuesta norteamericana. Pero a medida que pasan los días y las prioridades de la ayuda a Haití empiezan a ser otras, Naciones Unidas debería recuperar el papel central que le corresponde.


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